Estas etapas se desarrollan
en un orden fijo en todos los niños, y en todos los países. No obstante, la
edad puede variar ligeramente de un niño a otro. Las etapas son las siguientes:
a) Primer periodo de
0-2 años.
PERIODO SENSORIOMOTOR
En este periodo el
niño utiliza sus sentidos y capacidades motoras para conocer los objetos y el
mundo (ve que es lo que puede hacer con las cosas). Aprende a lo que se llama
la permanencia del objeto.
Esta etapa tiene
lugar entre el nacimiento y los dos años de edad, conforme los niños comienzan
a entender la información que perciben sus sentidos y su capacidad de
interactuar con el mundo. Durante esta etapa, los niños aprenden a manipular
objetos, aunque no pueden entender la permanencia de estos objetos si no están
dentro del alcance de sus sentidos. Es decir, una vez que un objeto desaparece
de la vista del niño o niña, no puede entender que todavía existe ese objeto (o
persona). Por este motivo les resulta tan atrayente y sorprendente el juego al
que muchos adultos juegan con sus hijos, consistente en esconder su cara tras
un objeto, como un cojín, y luego volver a "aparecer". Es un juego
que contribuye, además, a que aprendan la permanencia del objeto, que es uno de
los mayores logros de esta etapa: la capacidad de entender que estos objetos
continúan existiendo aunque no pueda verlos. Esto incluye la capacidad para
entender que cuando la madre sale de la habitación, regresará, lo cual aumenta
su sensación de seguridad. Esta capacidad suelen adquirirla hacia el final de
esta etapa y representa la habilidad para mantener una imagen mental del objeto
(o persona) sin percibirlo.
b) Segundo periodo
de 2-7 años: Costa de dos fases
*PERIODO
PREOPERACIONAL
*FASES INSTINTIVA
La fase
preoperacional abarca de los dos a los cuatro primeros años del niño. En esta
fase, el niño mantiene una postura egocéntrica, que le incapacita para adoptar
el mismo punto de vista de los demás. Observamos que los niños son capaces de
utilizar el pensamiento simbólico, que incluye la capacidad de hablar. Los
humanos utilizamos signos para conocer el mundo y los niños ya los manejan en
este periodo. Sin embargo, este pensamiento simbólico es todavía un pensamiento
egocéntrico, el niño entiende el mundo desde su perspectiva.
Comienza cuando se
ha comprendido la permanencia de objeto, y se extiende desde los dos hasta los
siente años. Durante esta etapa, los niños aprenden cómo interactuar con su
ambiente de una manera más compleja mediante el uso de palabras y de imágenes
mentales. Esta etapa está marcada por el egocentrismo, o la creencia de que
todas las personas ven el mundo de la misma manera que él o ella. También creen
que los objetos inanimados tienen las mismas percepciones que ellos, y pueden
ver, sentir, escuchar, etc.
También en esta
fase, la manera de categorizar los objetos se efectúa globalmente, basándose en
una exagerada generalización de los caracteres más sobresalientes.
Otro factor
importante en esta etapa es la Conservación, que es la capacidad para entender
que la cantidad no cambia cuando la forma cambia. Es decir, si el agua
contenida en un vaso corto y ancho se vierte en un vaso alto y fino, los niños
en esta etapa creerán que el vaso más alto contiene más agua debido solamente a
su altura. Esto es debido a la incapacidad de los niños de entender la
reversibilidad y debido a que se centran en sólo un aspecto del estímulo, por
ejemplo la altura, sin tener en cuenta otros aspectos como la anchura.
La fase instintiva
se prolonga hasta los siete años, y se caracteriza porque el niño es capaz de
pensar las cosas a través del establecimiento de clases y relaciones, y del uso
de números, pero todo ello de forma intuitiva, sin tener conciencia del
procedimiento empleado.
En este periodo, el
niño desarrolla primero la capacidad de conservación de la sustancia, luego
desarrolla la capacidad de la conservación de la masa, y posteriormente la del
peso y la del volumen.
Piaget señala que el
paso del periodo sensomotriz a este segundo periodo se produce fundamentalmente
a través de la imitación, que de forma individualizada el niño asume, y que
produce la llamada imagen mental, en la que tiene un gran papel el lenguaje.
c) Tercer periodo
7-11 años:
PERIODO DE LAS
OPERACIONES CONCRETAS
En este periodo el
niño puede aplicar la lógica, aplica principios. El niño ya no conoce
intuitivamente sino racionalmente. El niño hace uso de algunas comparaciones
lógicas, como por ejemplo: la reversibilidad y la seriación. Sin embargo, no
maneja todavía abstracciones. Su pensamiento está anclado en la acción concreta
que realiza. Es el periodo escolar.
Esta etapa está
marcada por una disminución gradual del pensamiento egocéntrico y por la
capacidad creciente de centrarse en más de un aspecto de un estímulo. Pueden
entender el concepto de agrupar, sabiendo que un perro pequeño y un perro
grande siguen siendo ambos perros, o que los diversos tipos de monedas y los
billetes forman parte del concepto más amplio de dinero.
Sólo pueden aplicar
esta nueva comprensión a los objetos concretos (aquellos que han experimentado
con sus sentidos). Es decir, los objetos imaginados o los que no han visto,
oído, o tocado, continúan siendo algo místicos para estos niños, y el
pensamiento abstracto tiene todavía que desarrollarse.
d)
Cuarto periodo, de 12 años en adelante:
PERIODO DE LAS
OPERACIONES FORMALES
Hablamos del
adolescente y del adulto. Es la etapa del pensamiento abstracto, no solo piensa
de la realidad, sino cómo puede hacer las cosas, ya puede hipotetizar.
En este periodo los
niños comienzan a dominar las relaciones de proporcionalidad y conservación. A
su vez, sistematizan las operaciones concretas del anterior periodo, y
desarrollan las llamadas operaciones formales, las cuales no sólo se refieren a
objetos reales como la anterior, sino también a todos los objetivos posibles.
Con estas operaciones y con el dominio del lenguaje que poseen en esta edad,
son capaces de acceder al pensamiento abstracto, abriéndoseles las
posibilidades perfectivas y críticas que facilitan la razón. Pueden aplicar la
reversibilidad y la conservación a las situaciones tanto reales como
imaginadas. También desarrollan una mayor comprensión del mundo y de la idea de
causa y efecto.
Esta etapa se
caracteriza por la capacidad para formular hipótesis y ponerlas a prueba para
encontrar la solución a un problema.
Otra característica
del individuo en esta etapa es su capacidad para razonar en contra de los
hechos. Es decir, si le dan una afirmación y le piden que la utilice como la
base de una discusión, es capaz de realizar la tarea. Por ejemplo, pueden
razonar sobre la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si el cielo fuese
rojo?".
En la adolescencia
pueden desarrollar sus propias teorías sobre el mundo.
Esta etapa es
alcanzada por la mayoría de los niños, aunque hay algunos que no logran
alcanzarla. No obstante, esta incapacidad de alcanzarla se ha asociado a una
inteligencia más baja.
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